Doctor Victorino Farga (1927- 2019)
En representación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y de la Academia Chilena de Medicina, me ha correspondido la honrosa pero muy dolorosa misión de rendir un homenaje de despedida ante el sensible fallecimiento del Dr. Victorino Farga Cuesta, Profesor titular de la Universidad de Chile y distinguido Miembro de Número de la Academia de Medicina del Instituto de Chile.
Para mí es muy difícil expresar en pocas palabras la profunda tristeza que me embarga por la partida de quien luego de ser mi profesor, llegó a ser un amigo entrañable con quien compartimos experiencias imperecederas, tanto en medicina clínica como en actividades académicas de cursos, de congresos y de edición y publicación de artículos y de revistas médicas.
El Profesor Victorino Farga, nació en Barcelona el 6 de julio de 1927. Cuando tenía 12 años de edad la guerra civil española obligó a su familia a abandonar España atravesando los montes Pirineos para refugiarse en Francia, desde donde fueron trasladados a Chile en el renombrado barco ‘Winnipeg’ contratado para tales fines por el poeta y cónsul Pablo Neruda. En septiembre de 1939 arribó a este “largo pétalo de mar” como describió Neruda a nuestro país. Estudió en el Liceo Valentín Letelier, ingresó a la Universidad de Chile y obtuvo su título de médico-cirujano en 1953, recibiendo el premio Eduardo Moore al mejor estudiante de medicina de su promoción. Ulteriormente se especializó en Medicina Interna en la cátedra del Profesor Rodolfo Armas Cruz, en el hospital San Juan de Dios. Más tarde perfeccionó sus conocimientos de Medicina Respiratoria con los Profesores Julius H. Comroe, jr (Filadelfia) y Wallace Fox (Londres). En el Depto. Enfermedades Broncopulmonares del hospital San Juan de Dios, creó el laboratorio de función pulmonar y la primera Central de Tratamiento Controlado de Tuberculosis con la que contó nuestro país. En 1966 con tan solo 38 años de asumió la Cátedra titular de Tisiología de la Universidad de Chile con sede en el Hospital del Tórax, siendo formador de innumerables especialistas en Neumotisiología. Siempre recordaré su carismático y genuino interés por nuestra formación como especialistas, invitándonos una vez por semana a reuniones bibliográficas vespertinas, en el grato ambiente de su hogar en Ñuñoa, transmitiéndonos su entusiasmo por la especialidad. Su frenética y bien planificada actividad transformó al Hospital del Tórax en un referente nacional de las enfermedades respiratorias. Sin embargo, en 1975 por segunda vez en su vida fue forzado a emigrar y debió abandonar Chile. De las múltiples invitaciones que recibió desde importantes centros académicos extranjeros, aceptó la que lo instaló como profesor de la Universidad de California en San Francisco, donde tuve la oportunidad de reencontrarme con él y sus dos hijos menores Isabel y Emilio, reiniciando una férrea amistad recíproca y perdurable. Como añoraba regresar a Cataluña, se trasladó al hospital del Tórax de Tarraza en Barcelona. Desde allí fue contratado para desempeñar un trabajo que le permitió incidir en la lucha contra a la Tuberculosis a nivel global, al asumir en 1977 como Director de la Unión Internacional Contra Tuberculosis, con sede en París.
A fines de 1978 regresó a Chile al Servicio de Medicina del Hospital San Juan de Dios y reinició, sus actividades docentes en la Universidad de Chile. Asumió la presidencia de la Sociedad de Enfermedades Respiratorias (1988-89). En 2010 publicó la 3ª edición del texto “Tuberculosis” de gran difusión en América Latina y se desempeñó como asesor de la Organización Mundial de la Salud y del Ministerio de Salud en Programas de Control de la Tuberculosis.
En reconocimiento a sus innumerables méritos académicos y calidad humana fue nombrado sucesivamente miembro de número de la Academia Chilena de Medicina (1988), maestro de la especialidad por la Sociedad de Enfermedades Respiratorias (1994), maestro de la Medicina Interna Chilena (2013) y miembro honorario de la Asociación Latinoamericana de Tórax: ALAT (2016)
Fue uno de los miembros más respetados y emblemáticos de la especialidad. No solo por su tenaz esfuerzo para erradicar la tuberculosis de nuestro país, sino por las profundas transformaciones e innovaciones que propició en la especialidad que de Tisiología se transformó en Neumotisiología y actualmente en Medicina Respiratoria, todo lo cual lo convierte en una figura señera de la Medicina Chilena y de la Cruzada Internacional por abatir el flagelo de la Tuberculosis-.
Sus características personales de liderazgo, innovación, inteligencia, perseverancia y resiliencia para superar los innumerables desafíos que le correspondió enfrentar en su luminosa trayectoria, constituirán un recuerdo imperecedero para quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y un ejemplo para las futuras generaciones de especialistas.
Antes de finalizar estas palabras de respeto, afecto y admiración por quien fuera maestro de tantos, deseo transmitir a su cada uno de los miembros de su numerosa familia mi solidaridad y mis más profundas condolencias por tan irreparable pérdida. Sentimientos que también me solicitó transmitir en esta ocasión el Dr. Ennio Vivaldi Véjar, rector de la Universidad de Chile quien se encuentra actualmente en Londres y fue también alumno del Profesor Farga.
En su última entrevista el Dr. Farga manifestó textualmente: “Soy un inmigrante que ha tenido una vida bastante accidentada: he sobrevivido a dos revoluciones, he residido y trabajado en cuatro países distintos. Pero, en realidad, donde desarrollé la labor que más me enorgullece es en Chile”. A su vez Chile tiene que agradecer a Victorino por la gran labor que realizó y nosotros, ¡qué duda cabe!, lo tenemos y lo mantendremos siempre en nuestro corazón.
Manuel Oyarzún Gómez
17 de Julio de 2019