Autorización restrictiva de vacuna COVID: una decisión incongruente

La decisión de dejar fuera de la vacunación de los mayores de  60 años con la vacuna Sinovac, sin entregar una pronta  y confiable solución alternativa lleva a una muy ingrata mezcla de perplejidad y desconfianza.

Perplejidad porque se había anunciado que en la implementación del programa de vacunación los mayores de 65 años compartirían con los funcionarios de salud de atención directa un lugar prioritario y que luego vendrían los adultos con patologías crónica (altamente presente en los mayores de 60). La población lo entendió y lo aceptó sin reservas. Esto es enteramente razonable para mantener funcionante la estructura sanitaria y reducir la morbimortalidad de los más vulnerables quienes, además, ocupan el grueso de las camas críticas. Los expertos Ximena Aguilera y Pablo Vial señalaron oportuna y públicamente que el adulto mayor de 60 años con COVID-19 tiene 26 veces más riesgo de fallecer que menores de esa edad y que el 85% de las muertes en Chile corresponden a mayores de 60 años no obstante ser estos solo el 17% la población, así como de los de los casos. ¿Cómo entender que las autoridades sanitarias, que obviamente manejan estas cifras, hayan tomado la decisión, contraviniendo la priorización de adultos mayores anunciado pocos días antes por el Gobierno. ¿Qué solución oportuna se ofrece a los más de 3,5 millones de habitantes de este país que quedaron fuera por secretaría? ¿Cuántas vidas se perderán en este grupo hasta que llegue la (s) vacuna (s) “perfecta”? La demanda por vacuna es literalmente mundial y la concreción de la oferta es incierta en el país.

Profundo malestar ha producido esta decisión que parece arbitraria pues no se han entregado suficientemente sus fundamentos; este sentimiento por la decisión administrativa no es sólo de profesionales sanitarios con conocimiento técnico sino de la mayoría de la población  y está causando desconcierto, falta de confianza y aumento de la existente reticencia a vacunarse en segmentos de la población, elementos que pueden obstaculizar grandemente cualquier programa de inmunización generalizada como la que se necesita en esta crisis.

Esta perplejidad, desconfianza y malestar en la población solo la puede vencer una autoridad sanitaria que fundamente adecuadamente los pasos que va dando y que actúe convincentemente, sí, convincentemente, buscando la mejor conveniencia para la población. Ello no ha ocurrido en esta oportunidad.

Prof. Dr. Rodolfo Armas Merino
Prof. Dr. Marcelo Wolff Reyes
Miembros de Número
Academia Chilena de Medicina